Recibimos la invitación por parte del señor Jorge Gacharná, Director General de la Revista Azul MILLOS HOY Y SIEMPRE para escribir un artículo relacionado con la hinchada azul para la revista No 8 que salió el pasado fin de semana. A continuación el artículo que encontrarán en la revista que le da voz a los fanáticos del más veces campeón.
Él, que acompaña domingo a domingo y en cualquier rincón del país anhela torneo tras torneo que Millonarios quede en lo más alto para así coserle la estrella 14 a esa camiseta que tantos partidos lo ha acompañado y que ha sido testigo de más tristezas que alegrías. Esa camiseta puede contar una a una las ilusiones con que él, el hincha, se despierta cada día que Millonarios tiene que revalidar que sigue siendo equipo grande a pesar de los reveses que ya se apilan en ese rinconcito del alma al que uno no quiere volver a asomarse.
El domingo amanece con ese azul característico de Bogotá, el mismo azul de la camiseta de Millonarios que pone en cada uno de nosotros esa sonrisa cómplice de que Dios es hincha de Millos. Con el transcurrir de las horas la ansiedad crece por estar ya en el estadio, comprar la boleta, por encontrarse con el grupo de amigos, por ser el primero en subir las escalinatas que lo depositarán en la gradería de su preferencia y ver el campo de juego listo para el rito de 11 hombres por dejar en alto el nombre del club.
Se enfunda la camiseta, su camiseta, con tal orgullo que siente el peso de su historia y sale de su casa elevando una oración al cielo para que los jugadores sientan lo mismo. El trayecto es largo y se frota las manos no para quitarse el frío que no existe, sino para calmar los nervios y la ansiedad. Lo primero que piensa cuando llega es: -Que bonito es ver los alrededores colmados con los colores azul y blanco…
Entre la multitud busca caras conocidas, a sus amigos de años cómplices también por este sentimiento, se encuentran y se abrazan como si hubieran pasado años sin verse, apresuran el paso por temor a quedarse sin boleta. Hacen esa interminable fila que es acechada por revendedores y por hinchas que piden una “colaboración” para completar el dinero para la entrada mientras polemizan como debería ser la formación del equipo.
Consiguen la entrada y corren raudos a ingresar al estadio, su primer obstáculo: la requisa de rigor, que en algunas tribunas es “muy” minuciosa y que en otras no tanto, el segundo: la lentitud en la fila de ingreso que nunca se ha sabido porque lo es. Ingresan y un alivio recorre el cuerpo, buscan su sitio habitual, cuelgan su bandera que se suma a las demás que adornan las barandas que dan al campo de juego, se sienten orgullosos de cómo rápidamente las tribunas se convierten un una gran mancha azul, el Millos!!!!... Millos!!!! el papel picado, los extintores, las serpentinas, las bengalas y los cantos acompañan el inicio del partido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario